Domingo 9 de Febrero de 2020
Sierra de Lagunilla
Muy buenas tardes a tod@s.
Aún no nos hemos recuperado del
cansancio y recientes en la memoria los maravillosos paisajes del domingo
pasado y ya debemos ir pensando en una nueva aventura.
Para el próximo día 9 de
febrero (cómo corre el calendario) os proponemos una ruta muy especial,
que parte del pueblo cacereño de Abadía y asciende hasta el
salmantino de Lagunilla. Serán 19 kilómetros con 480
metros de subida y 400 de bajada.
PRESENTACIÓN
Quien nos conoce sabe de nuestra
predilección, en esta época del año, por las sendas de las templadas tierras
cacereñas, huyendo de los tremendos fríos de la estepa castellana. Pero
¿qué es eso de la "Extremadura salmantina"?
Si contemplamos con detenimiento
un mapa de nuestra provincia, observaremos hacia el sureste un resalte que se
introduce en la vecina provincia de Cáceres. Se trata de dos municipios,
Valdelamatanza (perteneciente a El Cerro) y Lagunilla. Ambos saltan los
límites geográficos del Sistema Central, perteneciendo físicamente al valle del
Ambroz. Rarezas de nuestra división política.
Nuestra ruta utilizará los
caminos de Lagunilla, aunque partiremos de la localidad cacereña de Abadía,
topónimo que nos habla de la fortaleza levantada por los musulmanes, que
posteriormente pasó a manos de la Orden religioso-militar del Temple, para
convertirse en abadía cisterciense y terminar, en manos de la
Casa de Alba, transformado en campestre palacio, donde contrasta la sobriedad
militar que amenaza al exterior, mientras que toda su elegancia se esconde
dentro de sus muros, en especial su original patio mudéjar. El exceso de celo
de sus actuales propietarios sólo permite visitarlo los "lunes de 10 a
11:15 excepto festivos", aunque estamos gestionando una posible visita.
La familia Alba, en concreto el
Gran Duque Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel le dotó de un formidable
jardín renacentista, hay quien opina que llegó a ser uno de los mejores en su
estilo de toda España. Hoy tan sólo continúan en pie algún muro, puertas de
cierta monumentalizad y en lugar de fuentes, parterres y plantas ornamentales,
el terreno está aprovechado como bucólica finca olivarera.
Cerca de la concurrida piscina
natural cruzaremos las aguas del Ambroz, que bañan (nunca mejor dicho) Abadía.
Entre olivares, pastizales siempre floridos, llegaremos a la dehesa y embalse
de la Fundación Masides. Más que embalse, estanque lo define mejor, sirve para
el riego de los campos, como abrevadero del ganado y para la pesca de la
cotizada tenca. Pero hoy su más importante aportación es la ecológica, como
punto de refugio de aves y reserva de agua para la fauna.
Una vez pasado el reculaje,
entraremos en tierras charras, aunque nuestros ojos dirán lo contrario.
Comenzarán a aflorar los granitos, preludio de la Sierra de Lagunilla, a la que
debemos subir por una bien trazada senda empedrada, al abrigo de los desnudos
robles.
Sin darnos cuenta llegaremos a
Lagunilla. Nuestra idea es comer allí, al resguardo de sus bares o al sol en el
área recreativa de Los Mártires, Balcón natural de Extremadura.
Estamos gestionando con La
Quesería El Cuco para que nos vendan sus productos.
Después de comer descenderemos
otra vez hacia el sur, entre olivos, que por algo el aceite de Lagunilla es de
los mejores de la provincia, con la mirada perdida hacia la planicie del Valle
del Ambroz y Las Tierras de Granadilla, aunque es posible que no salgamos de la
provincia de Salamanca...
Si deseas acompañarnos, debes
esperar al martes 4 a partir de las 16:00 para enviarnos un correo con tu
solicitud.
Recordaros que si se produjese
overbooking, tendrían preferencia las personas que suelen venir habitualmente,
así como aquellas que se han quedado sin plaza en la pasada salida.
Saludos, equipo DeBotas
PRESENTACIÓN
PRESENTACIÓN
LA EXTREMADURA SALMANTINA, DEL
CUERPO DE HOMBRE AL AMBROZ
Comenzaremos nuestro camino en Valdelageve,
pequeña localidad salmantina con tan sólo 74 habitantes censados, que está
enclavada en un vértice de la Sierra de Lagunilla. Su caserío, orientado hacia
el sur, da la espalda al Cuerpo de Hombre. Río que nace en lo más alto de la
provincia de Salamanca, concretamente en el valle glaciar de Hoya Moros, en la
sierra de de Candelario. Hasta mediados del siglo XX fue el motivo de la
pujanza de la ciudad de Béjar, utilizando la fuerza de sus aguas para mover
todos los engranajes de su poderosa industria textil.
El río se despide de la presencia
humana precisamente en Valdelageve, pueblo por el que pasa, antes de fundirse
con el Alagón, cerca ya de Sotoserrano. Claro, que desde Valdelageve, para
llegar hasta él hay que descender 300 metros de desnivel, ya que se encuentra
en lo más profundo de un encajonado valle.
A media ladera, observaremos un
caudaloso canal que alimenta una pequeña central eléctrica, construida en los
años 90.
Caminaremos sin demasiados
desniveles, entre monte bajo de escobas, para más tarde adentrarnos en un buen
bosque de robles. Una vez hayamos dejado atrás la presa que desvía el agua al
canal, el valle comienza a abrirse, terreno propicio para las grandes praderas donde
pasta el ganado y por estas fechas, comienzan a surgir los primeros narcisos.
Así llegaremos a El Vado, donde
podremos admirar las cristalinas aguas del Cuerpo de Hombre, que son
atravesadas por un estético pontón tradicional. A pocos metros aguas abajo,
observaremos los restos de una antigua fábrica de luz, que suministró la primera
electricidad a Lagunilla.
Después de tomar el obligatorio
plátano, comenzaremos a ascender. La pista se introduce de nuevo en el tupido
bosque de robles y comienza a zigzaguear para tomar altura. Una vez pasadas las
rampas más pronunciadas, comenzaremos a observar un paisaje donde afloran
grandes bloques graníticos, redondeados por la erosión. Poco a poco nos vamos
aproximando a Lagunilla, rodeada de buenos pastizales y de aislados ejemplares
de castaños centenarios.
En Lagunilla nos esperan en la
quesería El Cuco, donde la especialidad es su queso de cabra. Tened en cuenta
que lo que compremos lo debemos llevar en la mochila el resto del día.
Comeremos en los bares de
Lagunilla o en el área recreativa de Los Mártires, fuera del cual se encuentra
el llamado Balcón de Extremadura.
A la hora que convengamos,
quedaremos en el cruce con la carretera que baja a Abadía.
En pocos metros, cambiaremos
totalmente el paisaje: hemos caminado por el típico de clima atlántico, con
robles, chopos, praderas, valles encajonados y los suelos graníticos. Una vez
que dejemos la vertiente del Cuerpo de Hombre y pasemos a la del Ambroz el
paisaje se abre hacia la meseta sur. Allí aflora la cuarcita, crece el olivo y
la jara y la vista se nos pierde hacia el infinito extremeño.
Esta imagen será la que nos acompañe
todo el descenso, justo hasta el lugar
donde finaliza la provincia salmantina. Tras atravesar una alambrada que nos
separa de la dehesa de la Fundación de la Meside, nos aguarda un espléndido
alcornocal. El embalse de la Meside se localiza en medio de una típica dehesa extremeña,
donde se alternan el alcornoque con la encina. El tramo que nos llevará a
Abadía es totalmente llano, con el único obstáculo que supone vadear el arroyo Hornacinos,
que lo haremos por el pontón o con las bolsas de basura.
Nos recibe Abadía (330
habitantes) engalanada con la flor de un pequeño campo de almendros. Al otro
lado del Ambroz, nos sorprenderá la envergadura de un muro de piedra bien
labrada, que sirve de contención para lo que fue uno de los mejores jardines
renacentistas de nuestro país. Detrás, el palacio de Sotofermoso, que antes que
palacio, fue fortaleza árabe, pasó a manos de la orden militar del Temple, más tarde fue convertido en abadía de monjes cistercienses,
para terminar en manos de la Casa de Alba, llegando a ser un centro cultural y
artístico de gran importancia, academia literaria de artistas italianos y
flamencos, y al que asistieron entre otros Lope de Vega y Garcilaso de la Vega.
Hoy destaca por su importancia el magnífico patio mudéjar que se encuentra en perfecto
estado de conservación. El piso bajo posee arcos de herradura apuntados,
sustentados sobre pilares con molduras cuadradas a modo de basas con capiteles
piramidales con decoración escultórica. Los arcos de la galería superior son
escarzanos propios del siglo XVI y con los escudos heráldicos de la Casa de
Alba en las esquinas. Para visitarlo, tenemos que venir un lunes de 10 a 11 y
cuarto. Eso sí, la entrada es libre.
MATERIAL GRÁFICO
Esta vez Sagrario nos envía su punto de vista de la jornada.
Pese a tener otros quehaceres familiares, Paco nos regala su buen hacer.
Siempre gustan ver los detalles de Alberto
Esta vez se ha animado Ángel. Es un gusto ver sus fotografías.
José Antonio, libre de la tarea de cerrar el grupo, también nos manda su particular visión
Adolfo también se anima con sus instantáneas.
Nos dice Alberto:
ResponderEliminarPese a la triste luz del cielo nublado, fue un día magnifico. El ambiente aventurero de enfrentarse a arroyos caudalosos, y a un río crecidito ante el que, con gran acierto y prudencia, claudicamos, le da un toque especial a un día ya de por si peculiar.
El estilo de gastroruta improvisada, mola. El desayuno espectacular, magníficos los ya amigos del Bar Pucela de Lagunillla, y no se si será que va uno mayor y comer con silla, mesa y cervecita pues como que sienta bien.
Dispuesto a repetir en cuanto sea posible.
Un abrazo.
Ciertamente comenzamos con el abundantísimo Café Sorpresa, continuamos con la celebración del cumple de Toñi (felicidades, una vez más) (animamos a que se la imite, nos parece una iniciativa genial), los pinchos en los bares de Lagunilla y terminamos con los frutos secos de Abadía. Casi que en las Gastrorrutas comemos menos...
EliminarOtra cosa, en nuestros planes nunca entró cruzar el Cuerpo de Hombre. No claudicamos, estaba programado así.
EliminarPreciosas fotos 👏👏
ResponderEliminarNos dice nuestra benjamina Lorena:
ResponderEliminarEs bonito darse cuenta y recodar cómo hay cosas que unen a las personas sin importar la edad, el sexo, las ideologías ni las fronteras. Al igual que pasa con la música o el baile, el amor por la naturaleza, el campo y la montaña tienen esa fuerza que a muchos nos atrae y nos une irremediablemente. La ruta por la Extremadura salmantina fue un cóctel perfecto formado por buen ambiente, un tiempo perfecto, gente agradable y alguna que otra aventura pasada por agua. Gracias DeBotas.