Iniciaremos nuestro caminar en el pequeño y coqueto pueblo
de Jarilla, en pleno valle del Ambroz, a la sombra de los Montes de Tras la
Sierra, que nos separan de El Jerte.
en casi todo el recorrido tendremos unos paisajes bien
definidos: a nuestra izquierda el monte, con sus viejos robles y castaños;
a nuestra derecha, la llanura adehesada de las Tierras de Granadilla. A
nuestras espaldas las cumbres del Sistema Central: los montes de las Hurdes, la
Sierra de Francia, y la de Lagunilla.
Saldremos de Jarilla por la Calle Real, nombre que nos habla
de la importancia de la vía por la que caminaremos.
La mayor parte de nuestro itinerario pasearemos por la
dehesa extremeña: amplias praderas, salpicadas con encinas y alcornoques,
donde pasta el ganado vacuno y porcino, preciado hábitat de nuestro entorno.
En Villar de Plasencia, entroncamos con la Cañada Real Vía
de La Plata y con el ramal del Camino de Santiago que parte de Plasencia, por
lo que veremos las típicas flechas amarillas en muros y cancelas.
Del pasado de Villar nos hablan su gran iglesia renacentista
y el lujoso puente de piedra que nos despide a las afueras, formando
un encantador conjunto, con una fuente y la ermita de San Antonio.
Más de un rincón de nuestro recorrido nos recordará la
imprescindible película "Los Santos Inocentes", novela de Miguel
Delibes y que tan bien llevó Mario Camús a las grandes pantallas: el
verdor de las praderas, los grandes caseríos, las solitarias casuchas...
Sin darnos cuenta, estaremos caminando entre paredes de
piedra y pavimento enlosado. Estaremos iniciando la ascensión al Puerto del
Camino de Castilla.
Lo que más nos impresionó, es el poco conocimiento que de
este fantástico e importante camino hay en la zona. Hablamos de la vertiente de
ascenso, ya que desde la cima del puerto hacia Plasencia, es un paseo habitual
para los deportistas placentinos, por lo que veremos gente en bici de montaña,
caminantes, corredores y visitantes que ascienden hasta la ermita de la Virgen
del Puerto.
Enclavada en la Dehesa municipal de Valcorchero, es
lugar de romerías, pues en ella se haya la patrona de Plasencia; allí los
berrocales dejan espacio para las verdes praderas, para encinas, robles y para
los alcornoques, cuya corteza, da nombre al entorno, valle del corcho,
Valcorchero.
Descenderemos por el zigzagueante camino ahora mal
empedrado, hasta un punto en el que lo abandonaremos por unas sendas que
se abren paso entre el laberinto de peñascos y nos llevan a porteras y pasos
sobre las paredes que delimitan las fincas, para llegar a la ribera del río
Jerte.
El problema de nuestra ruta era unir la Calzada de Castilla,
con el Centro Histórico. Nos separan tres kilómetros, ya que en los últimos
años, urbanizaciones, polígonos industriales y demás avances urbanísticos, han
desparramado el hormigón de nuestras ciudades y Plasencia no podía ser
menos.
Aquí el Ayuntamiento placentino nos ha echado una mano, y ha
creado un paseo fluvial que sigue las orillas del Jerte, que
nosotr@s aprovecharemos.
En un lugar estratégico, nos esperará nuestro autobús, para
poder dejar las mochilas y realizar cómodamente una visita
turístico-festiva a la preciosa ciudad.
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Villar de Plasencia
A juego con el cielo. |
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Primoroso conjunto de puente... |
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...fuente y ermita. |
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Chiviteras. |
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Fuente escalonada; caminamos por una vía pecuaria,
la Cañada Real de la Plata |
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Al fondo el Sistema Central. El monte más agudo es La Sierra del Castillo,
En La Herguijuela |
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Sol de invierno |
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Color del alcornoque. |
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Fantástico camino empedrado, escoltado por alcornoques varias veces centenarios
que nos regalan su sombra |
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La Sierra de Dios Padre y las nubes, nos impiden ver la nieve del Jálama, al fondo. |
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Ermita de la Virgen del Puerto, a sus pies El Jerte. |
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Balcón al Jerte, con las cumbres de Gredos nevadas. |
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Plasencia
Las ciudades actuales se desparraman sin mesura.
A la derecha el hospital y el Palacio de Congresos,
al fondo las cumbres de Monfragüe |
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Al abrigo de los vientos del Norte y al calor del sol del Mediodía. |
Aunque tanto Jarilla como Villar de Plasencia pertenecen
administrativamente a las llanas Tierras de Cáparra, creemos que
geográficamente su entorno se asemeja más al
del Valle del Ambroz, como lo son los pueblos de Casas del Monte o
Gargantilla. Su enclave al abrigo de los Montes de Tras la Sierra y la
abundancia de agua que desciende de ellos y que tributan en el Ambroz, así lo
atestiguan.
Iniciaremos la marcha en Jarilla, con tan sólo 140
habitantes y tomaremos dirección sur, hacia la vecina Villar de Plasencia,
siguiendo borrosas señales amarillas que pintamos hace 9 años, para animar a
pasear por este precioso camino, entonces prácticamente desconocido.
En todo el recorrido veremos verdes dehesas, donde pasta el
ganado vacuno a la sombra de encinas y alcornoques, tesoro de la biodiversidad.
Por otro lado, el monte, con su bosque ahora desnudo de
hojas, formado principalmente por robles.
A lo lejos veremos la elegante torre renacentista de la
iglesia de Villar de Plasencia, con 234 habitantes. Allí nos espera el cafetito
en el bar Zurbarán (los extremeños tienden a ser muy cultos).
En esta población tomaremos la Calzada de Castilla, la
Cañada Real de la Plata o El Camino de Santiago de Plasencia, que todos
utilizan el mismo camino. Prueba de la importancia que tuvo este camino, es el
magnífico puente que cruzaremos y que salva el Barranco de la Oliva. Tan
pomposo nombre, para un humilde arroyo.
Poco a poco, la ruta se va acercando a la sierra del Gordo,
se encaja entre paredes de piedra, se enlosa su suelo e inicia el ascenso al
puerto de Valcorchero. Estamos pasando del Ambroz al Jete.
En el alto, la Ermita o santuario de la patrona de
Plasencia, con su virgen y sus vistas.
Descendemos hasta tocar las casas de Plasencia 41.000
personas, que contrastan con las 13.000 de Béjar o los 13.000 de Ciudad Rodrigo
y se aproxima más a los habitantes de Ávila o Segovia, con poco más de 50.000.
Daremos un rodeo para llegar hasta el autobús, utilizando un
paseo fluvial a la orilla del Jerte.
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Descenso a El Jerte. |
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Paseo junto al río que nos lleva al casco histórico. |
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Puente medieval |
PLASENCIA, LA PERLA DEL VALLE DEL JERTE
La ciudad fue fundada por el rey Alfonso VIII de Castilla en
1186. En el escudo de armas que le concedió el monarca, se lee “Para que PLAZCA
a Dios y a los hombres”, de estas palabras proviene su topónimo.
Emplazada estratégicamente, controlaba la vía de la Plata,
que sube al reino de León, la calzada que ascendía por El Jerte y de allí a
Ávila y Castilla, además la que va a La Vera. La propia Vía de la Plata, fue
frontera con el reino leonés y no muy lejos los árabes lanzaban sus terribles
razzias o incursiones de castigo. Como curiosidad, en una de ellas, se llevaron
prisioneros a 150 placentinos y se les condenó a trabajar en la construcción de
la mezquita de Marraquech.
MURALLAS
En 1197 se construyen, utilizando un sistema constructivo
similar a las de Ávila, con sus torres semicirculares, adosadas y con las
almenas triangulares o cuadradas.
Al igual que Salamanca, existen dos catedrales, una
primitiva, la Antigua, del siglo XIII y XIV en estilo románico de transición al
gótico y una Nueva, del XV, que
sustituiría a la anterior, pero que quedó paralizada en 1578.
En el caso
salmantino, la Catedral Nueva se construyó al lado de la Vieja, sin derribarla,
aunque la intención era levantar en su lugar el nuevo claustro, proyecto que
nunca se realizaría.
En la placentina, se derribó la cabecera de la Vieja y se
levantó media catedral Nueva, por lo que en realidad tenemos dos medias catedrales.
La Antigua:
Conserva la Torre de las campanas, el Claustro, la portada occidental o
principal, así como las naves nerviadas de los pies. Al igual que otras
catedrales construidas en la época de la Reconquista, no disimula su función defensiva,
con aspecto cerrado y almenado.
A destacar La Torre de la Sala Capitular, popularmente
llamado del Melón, debido a su remate en bola estriada y que sigue las directrices del grupo de cimborrios
leoneses, La torre del Gallo, la de la catedral zamorana y la de la Colegiata
de Toro, con influencias francesas y lombardas, decoradas al exterior con
escamas y gallonada en el interior.
La Nueva:
Se inició en 1498, en ella trabajaron los mejores
arquitectos de la época, entre ellos, de Juan de Álava (fachada Universidad),
Diego de Siloé (Colegio Fonseca), Gil de Hontañón (Palacio de Monterrey).
Conserva dos portadas-retablo del mejor plateresco. La
principal de Juan de Álava y la opuesta, por Diego de Siloé.
El interior consta de tres naves dispuestas a la misma
altura, 26 metros, separadas por columnas. De sus basas parten los nervios,
ramificándose por las bóvedas de crucería, creando un efecto de gran belleza,
incrementado por la policromía de pan de oro.
El monumental retablo barroco es de Gregorio Fernández.
A destacar también el magnífico coro Gótico, que se trasladó
de la Catedral Vieja.
PALACIO DEL OBISPO
Del Siglo XV a destacar sus chimeneas similares a las del
palacio de Pasarón de la Vera.
PLAZA DE SAN VICENTE FERRER
En el mismo lateral de la plaza se levanta el convento, hoy
Parador de Turismo, de Santo Domingo y el Palacio de Mirabel . Todo el conjunto
de edificaciones se debe a los segundos Condes de Plasencia, Álvaro de Zúñiga y
Leonor Pimentel y se unen por un singular jardín colgante, abierto a la plaza y
decorado con columnas y esculturas romanas, procedentes de Cáparra y Mérida.
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Alfonso VIII, fundador de Plasencia en el 1185 |
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La Puerta del Sol placentina. |
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¿El Patio Chico?, no la Plaza del Enlosado, de la catedral de Plasencia.
Como la charra, tenemos un cimborrio románico bizantino o Torre del Melón,
junto con una portada renacentista. A la derecha otro elemento de la catedral Vieja, la Torre de las Campanas
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Fantástica gárgola. |
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Fachada de Juan de Álava, del mejor plateresco
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Chimeneas del Palacio Episcopal. Belleza, elegancia e imaginación. |
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Plaza de San Vicente Ferrer
Iglesia del mismo nombre. El resto, palacio de Mirabel,
con su portada-pasadizo y su jardín colgante
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Palacio de Mirabel, portada renacentista. |
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Ayuntamiento y Plaza Mayor |
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Murallas, realizadas en la misma época y técnica que las de la vecina Ávila.
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Callejear por Plasencia. |
CRÓNICA
Dos son nuestros objetivos con nuestras aventuras
quincenales: caminar por senderos con un entorno lo más bonitos posibles
y enseñaros lugares para que, por vuestra cuenta, volváis y profundicéis en
ellos.
Sobre el primer punto, como diría Mariano, “eso ya tal” y
sobre el segundo, deciros que ayer os intentamos y creo que conseguimos, meteros el
gusanillo de volver a visitar Plasencia con más detalle: su maravillosa
Catedral, que más bien recuerda a un rompecabezas donde cada pieza nos habla de
su origen; su conjunto monumental, cuyas murallas abrazan con primor un
conglomerado de palacios e iglesias, aderezados con un entramado urbanístico
envidiable y vivo...
Volviendo al primer punto, ya me habréis leído en más
ocasiones, lo que decía Don Miguel de Unamuno, aquello de que le encantaba
Castilla comparándolo con su siempre verde Norte natal; allí uno ya está acostumbrado a
tanta exuberancia, mientras que en Castilla, se sorprendía al tropezarse
con la originalidad de Arribes, Gredos, etc, en medio de la llana monotonía mesetaria. Por otros motivos, pero eso mismo nos corrió ayer, después de una
semana machacándonos, los medios de comunicación, con el mayor de los infiernos
climatológicos que íbamos a padecer quienes osáramos salir de casa el domingo.
Pues resulta que nos hizo un día perfecto para nuestra actividad: sin viento,
que nos desasosiegue e incremente el frío, con un sol para que lo disfrutara nuestra piel
y nuestra alma y con una temperatura en la que hasta brotan flores en las
praderas… estamos en Extremadura, que no es ni extrema, ni dura.
Claro, que del viaje, también disfrutamos: en la ida, del
espectáculo de la nieve, calentitos en el autocar y a la vuelta, con el “Micro
Abierto” que ya es un clásico en nuestras salidas… claro está que será mientras
Miguel, el conductor, que es quien manda, nos deje.
Aquí ya tienen su espacio las fotografías que nos regalan...
Las fotografías que he colgado en el blog, no son las mejores, son las que he necesitado para contaros unos apuntes de la jornada. No os perdáis el resto.
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Foto de grupo en la ermita de la Virgen del Puerto. |
Un inicio del calendario senderista con una asociación de todos sus elementos en plena consonancia, que bien, que maravilla, quien lo superara… Hasta un cambio de habito en café rompió la rutina y demuestra una vez mas las habilidades de sorpresa de estos nuestros organizadores….
ResponderEliminarPara aquellos que no tienen Facebook y desean ver las otras fotos de unos aventureros y maniáticos del senderismo ahí va el enlace: https://photos.app.goo.gl/IIFBjVik4rddAU9F3
Veo que las fotos de las que mandas el enlace son de un día espectacular por La Alberca el domingo pasado. Dan ganas de meterse en las fotografías para tocar la nieve.
EliminarY sí, nos salió un día muy variado y distinto. Gusta saber que no fuimos los únicos que disfrutamos con él.
Nos dice Alberto:
ResponderEliminarUn día estupendo. Después del susto de ver cómo estaba el asunto antes de llegar a Béjar, se quedó un día magnífico para caminar y disfrutar de esta casi primavera que se gastan en Extremadura.
Será como dice el refrán, a gran miedo gran misericordia.
Un abrazo.
Sobre el susto de la nieve, nosotros estábamos tranquilos, pues pasamos por allí el domingo pasado cuando más nevaba y no tuvimos problema y mucho menos en la templada Extremadura.
EliminarUna Jornada extraordinaria en una grata compañía, nos acompañó el tiempo e incluso el quitanieves en algún momento. Una ruta muy bonita, no paráis de sorprendernos. Gracias Inés y Eduardo.
ResponderEliminarUn abrazo.