miércoles, 29 de enero de 2020

LA EXTREMADURA SALMANTINA



Domingo 9 de Febrero de 2020

Sierra de Lagunilla

Muy buenas tardes a tod@s. 
Aún no nos hemos recuperado del cansancio y recientes en la memoria los maravillosos paisajes del domingo pasado y ya debemos ir pensando en una nueva aventura.

Para el próximo día 9 de febrero (cómo corre el calendario) os proponemos una ruta muy especial, que parte del pueblo cacereño de Abadía y asciende hasta el salmantino de Lagunilla. Serán 19 kilómetros con 480 metros de subida y 400 de bajada.


PRESENTACIÓN


Quien nos conoce sabe de nuestra predilección, en esta época del año, por las sendas de las templadas tierras cacereñas, huyendo de los tremendos fríos de la estepa castellana.  Pero ¿qué es eso de la "Extremadura salmantina"?

Si contemplamos con detenimiento un mapa de nuestra provincia, observaremos hacia el sureste un resalte que se introduce en la vecina provincia de Cáceres. Se trata de dos municipios, Valdelamatanza (perteneciente a El Cerro) y Lagunilla. Ambos saltan los límites geográficos del Sistema Central, perteneciendo físicamente al valle del Ambroz. Rarezas de nuestra división política.  

Nuestra ruta utilizará los caminos de Lagunilla, aunque partiremos de la localidad cacereña de Abadía, topónimo que nos habla de la fortaleza levantada por los musulmanes, que posteriormente pasó a manos de la Orden religioso-militar del Temple, para convertirse en abadía cisterciense y terminar, en manos de la Casa de Alba, transformado en campestre palacio, donde contrasta la sobriedad militar que amenaza al exterior, mientras que toda su elegancia se esconde dentro de sus muros, en especial su original patio mudéjar. El exceso de celo de sus actuales propietarios sólo permite visitarlo los "lunes de 10 a 11:15 excepto festivos", aunque estamos gestionando una posible visita.
La familia Alba, en concreto el Gran Duque Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel le dotó de un formidable jardín renacentista, hay quien opina que llegó a ser uno de los mejores en su estilo de toda España. Hoy tan sólo continúan en pie algún muro, puertas de cierta monumentalizad y en lugar de fuentes, parterres y plantas ornamentales, el terreno está aprovechado como bucólica finca olivarera.


Cerca de la concurrida piscina natural cruzaremos las aguas del Ambroz, que bañan (nunca mejor dicho) Abadía. Entre olivares, pastizales siempre floridos, llegaremos a la dehesa y embalse de la Fundación Masides. Más que embalse, estanque lo define mejor, sirve para el riego de los campos, como abrevadero del ganado y para la pesca de la cotizada tenca. Pero hoy su más importante aportación es la ecológica, como punto de refugio de aves y reserva de agua para la fauna.

Una vez pasado el reculaje, entraremos en tierras charras, aunque nuestros ojos dirán lo contrario. Comenzarán a aflorar los granitos, preludio de la Sierra de Lagunilla, a la que debemos subir por una bien trazada senda empedrada, al abrigo de los desnudos robles. 
Sin darnos cuenta llegaremos a Lagunilla. Nuestra idea es comer allí, al resguardo de sus bares o al sol en el área recreativa de Los Mártires, Balcón natural de Extremadura.

Estamos gestionando con La Quesería El Cuco para que nos vendan sus productos. 

Después de comer descenderemos otra vez hacia el sur, entre olivos, que por algo el aceite de Lagunilla es de los mejores de la provincia, con la mirada perdida hacia la planicie del Valle del Ambroz y Las Tierras de Granadilla, aunque es posible que no salgamos de la provincia de Salamanca...

Si deseas acompañarnos, debes esperar al martes 4 a partir de las 16:00 para enviarnos un correo con tu solicitud.

Recordaros que si se produjese overbooking, tendrían preferencia las personas que suelen venir habitualmente, así como aquellas que se han quedado sin plaza en la pasada salida.

Saludos, equipo DeBotas


PRESENTACIÓN



LA EXTREMADURA SALMANTINA, DEL CUERPO DE HOMBRE AL AMBROZ

Comenzaremos nuestro camino en Valdelageve, pequeña localidad salmantina con tan sólo 74 habitantes censados, que está enclavada en un vértice de la Sierra de Lagunilla. Su caserío, orientado hacia el sur, da la espalda al Cuerpo de Hombre. Río que nace en lo más alto de la provincia de Salamanca, concretamente en el valle glaciar de Hoya Moros, en la sierra de de Candelario. Hasta mediados del siglo XX fue el motivo de la pujanza de la ciudad de Béjar, utilizando la fuerza de sus aguas para mover todos los engranajes de su poderosa industria textil.
El río se despide de la presencia humana precisamente en Valdelageve, pueblo por el que pasa, antes de fundirse con el Alagón, cerca ya de Sotoserrano. Claro, que desde Valdelageve, para llegar hasta él hay que descender 300 metros de desnivel, ya que se encuentra en lo más profundo de un encajonado valle.
A media ladera, observaremos un caudaloso canal que alimenta una pequeña central eléctrica, construida en los años 90.
Caminaremos sin demasiados desniveles, entre monte bajo de escobas, para más tarde adentrarnos en un buen bosque de robles. Una vez hayamos dejado atrás la presa que desvía el agua al canal, el valle comienza a abrirse, terreno propicio para las grandes praderas donde pasta el ganado y por estas fechas,  comienzan a surgir los primeros narcisos.
Así llegaremos a El Vado, donde podremos admirar las cristalinas aguas del Cuerpo de Hombre, que son atravesadas por un estético pontón tradicional. A pocos metros aguas abajo, observaremos los restos de una antigua fábrica de luz, que suministró la primera electricidad a Lagunilla.
Después de tomar el obligatorio plátano, comenzaremos a ascender. La pista se introduce de nuevo en el tupido bosque de robles y comienza a zigzaguear para tomar altura. Una vez pasadas las rampas más pronunciadas, comenzaremos a observar un paisaje donde afloran grandes bloques graníticos, redondeados por la erosión. Poco a poco nos vamos aproximando a Lagunilla, rodeada de buenos pastizales y de aislados ejemplares de castaños centenarios.
En Lagunilla nos esperan en la quesería El Cuco, donde la especialidad es su queso de cabra. Tened en cuenta que lo que compremos lo debemos llevar en la mochila el resto del día.
Comeremos en los bares de Lagunilla o en el área recreativa de Los Mártires, fuera del cual se encuentra el llamado Balcón de Extremadura.
A la hora que convengamos, quedaremos en el cruce con la carretera que baja a Abadía.
En pocos metros, cambiaremos totalmente el paisaje: hemos caminado por el típico de clima atlántico, con robles, chopos, praderas, valles encajonados y los suelos graníticos. Una vez que dejemos la vertiente del Cuerpo de Hombre y pasemos a la del Ambroz el paisaje se abre hacia la meseta sur. Allí aflora la cuarcita, crece el olivo y la jara y la vista se nos pierde hacia el infinito extremeño.
Esta imagen será la que nos acompañe todo el descenso,  justo hasta el lugar donde finaliza la provincia salmantina. Tras atravesar una alambrada que nos separa de la dehesa de la Fundación de la Meside, nos aguarda un espléndido alcornocal. El embalse de la Meside se localiza en medio de una típica dehesa extremeña, donde se alternan el alcornoque con la encina. El tramo que nos llevará a Abadía es totalmente llano, con el único obstáculo que supone vadear el arroyo Hornacinos, que lo haremos por el pontón o con las bolsas de basura.
Nos recibe Abadía (330 habitantes) engalanada con la flor de un pequeño campo de almendros. Al otro lado del Ambroz, nos sorprenderá la envergadura de un muro de piedra bien labrada, que sirve de contención para lo que fue uno de los mejores jardines renacentistas de nuestro país. Detrás, el palacio de Sotofermoso, que antes que palacio, fue fortaleza árabe, pasó a manos de la orden militar del Temple,  más tarde fue convertido en abadía de monjes cistercienses, para terminar en manos de la Casa de Alba, llegando a ser un centro cultural y artístico de gran importancia, academia literaria de artistas italianos y flamencos, y al que asistieron entre otros Lope de Vega y Garcilaso de la Vega. Hoy destaca por su importancia el magnífico patio mudéjar que se encuentra en perfecto estado de conservación. El piso bajo posee arcos de herradura apuntados, sustentados sobre pilares con molduras cuadradas a modo de basas con capiteles piramidales con decoración escultórica. Los arcos de la galería superior son escarzanos propios del siglo XVI y con los escudos heráldicos de la Casa de Alba en las esquinas. Para visitarlo, tenemos que venir un lunes de 10 a 11 y cuarto. Eso sí, la entrada es libre.





MATERIAL GRÁFICO

Esta vez Sagrario nos envía su punto de vista de la jornada.

Pese a tener otros quehaceres familiares, Paco nos regala su buen hacer.

Siempre gustan ver los detalles de Alberto

Esta vez se ha animado Ángel. Es un gusto ver sus fotografías.

José Antonio, libre de la tarea de cerrar el grupo, también nos manda su particular visión

Adolfo también se anima con sus instantáneas.




5 comentarios:

  1. Nos dice Alberto:
    Pese a la triste luz del cielo nublado, fue un día magnifico. El ambiente aventurero de enfrentarse a arroyos caudalosos, y a un río crecidito ante el que, con gran acierto y prudencia, claudicamos, le da un toque especial a un día ya de por si peculiar.

    El estilo de gastroruta improvisada, mola. El desayuno espectacular, magníficos los ya amigos del Bar Pucela de Lagunillla, y no se si será que va uno mayor y comer con silla, mesa y cervecita pues como que sienta bien.

    Dispuesto a repetir en cuanto sea posible.

    Un abrazo.

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    1. Ciertamente comenzamos con el abundantísimo Café Sorpresa, continuamos con la celebración del cumple de Toñi (felicidades, una vez más) (animamos a que se la imite, nos parece una iniciativa genial), los pinchos en los bares de Lagunilla y terminamos con los frutos secos de Abadía. Casi que en las Gastrorrutas comemos menos...

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    2. Otra cosa, en nuestros planes nunca entró cruzar el Cuerpo de Hombre. No claudicamos, estaba programado así.

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  2. Nos dice nuestra benjamina Lorena:
    Es bonito darse cuenta y recodar cómo hay cosas que unen a las personas sin importar la edad, el sexo, las ideologías ni las fronteras. Al igual que pasa con la música o el baile, el amor por la naturaleza, el campo y la montaña tienen esa fuerza que a muchos nos atrae y nos une irremediablemente. La ruta por la Extremadura salmantina fue un cóctel perfecto formado por buen ambiente, un tiempo perfecto, gente agradable y alguna que otra aventura pasada por agua. Gracias DeBotas.

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