Domingo 26 de enero de 2020
Parque Natural Arribes del Duero
Aún con los efectos terapéuticos del baño de sol que nos
dimos el pasado domingo en las Hurdes-Sierra de Gata y ya debemos ir
planificando la próxima aventura.
Para el domingo 26 de Enero os proponemos un
apasionante paseo de unos 16 kilómetros y 500 metros
de desnivel por el corazón mismo del Parque Natural Arribes del Duero.
Una ruta por los desfiladeros más profundos y espectaculares que el río Duero
ha excavado en el duro granito de la gran llanura de la Meseta Norte.
Nuestro punto de referencia será Aldeadávila de la Ribera.
Curiosamente, las poblaciones arribeñas están alejadas del gran río,
seguramente por ser sus laderas un terreno muy poco productivo, si bien en
tiempos de hambrunas se llegó a aterrazar y así aprovechar hasta el último
palmo de tierra fértil, para simplemente acoger un olivo o almendro, incluso el
resto del barranco se utilizaba para el pastoreo de rebaños de cabras. Por este
motivo encontraremos cobertizos y chozos donde pastores, aperos y ganado tenían
resguardo.
Para llegar hasta ellos, se formó un laberinto de sinuosas
sendas, que siguiendo el cauce suben y bajan zigzagueando, para adaptarse
a la orografía del terreno.
¿Por qué el título de "Fiordos"? A principios del
siglo pasado los ingenieros lusos y españoles, pusieron sus ojos, planos,
fórmulas matemáticas y físicas en el Duero y afluentes, para convertir en
electricidad la fuerza de sus con sus grandes caudales. Así se fueron
construyendo obras imposibles que consiguieron amansar y laminar los bravíos
torrentes hasta convertirlos en mansos lagos "glaciares". Guardando
distancias, alturas, temperaturas y tarifas viajeras, cuando estemos sobre el
majestuoso Picón de Felipe, podríamos imaginar que estamos sobre el
Preikestolen o Púlpito noruego.
Ruta de delicias ornitológicas, donde unos prismáticos nos
ayudarán a contemplar el vuelo sin esfuerzos de buitres y otras aves, verdadero
tesoro vivo del Parque.
Si te apetece acompañarnos a esta exótica aventura, debes
esperar hasta el martes 21 a partir de las 16:00 para
enviarnos un correo con tu deseo.
Saludos, equipo DeBotas
PRESENTACIÓN
Una de las grandezas de las Arribes del Duero es la
diversidad de su paisaje. El río siempre avanza encajonado sirviendo como
frontera natural entre España y Portugal, pero es muy diferente contemplarlo en
el salto de Saucelle que en el de Aldeadávila. En el primero, el cañón se
‘desparrama’ dejando espacio a cultivos como las vides, los olivos y los
cítricos. Sin embargo, junto a la imponente presa de Aldedávila la roca
granítica se despoja de la vegetación y forma unas monumentales paredes de
hasta 500 metros de altura.
Esta ruta se adentra en ese paisaje vertical que sigue
siendo un gran desconocido para muchos. A lo largo de 16 kilómetros, caminamos
por uno de los senderos que nos ofrecen una visión más completa y auténtica de
las Arribes. Salimos de Aldeadávila de la Ribera por el camino que parte de la
ermita de La Santa en dirección a los miradores de Rupitín, Rupurapay y
Lastrón. Nuestra compañía serán los huertos, los olivares y algún naranjo que
encuentra el hábitat perfecto en la agradable temperatura que se registra por
estos lares.
En la primera intersección giraremos a la izquierda en
dirección a Rupitín y Lastrón y aparecerán ante nuestros ojos algunos robles y
más campos de olivos y de almendros.
A nuestra derecha comenzaremos a intuir el cañón del Duero y
los bancales donde brotan vigorosos olivos y almendros aprovechando su abrigo.
Llegaremos a un punto donde el camino se bifurca entre las
direcciones al mirador de Lastrón y al de Rupitín. Tomaremos la segunda y a
partir de ese momento las vistas del Duero cogerán el protagonismo. Sobran las
palabras, porque nos sentiremos unos auténticos privilegiados. En un día claro
o con una niebla leve, el escenario será idílico. Imposible no enamorarse de
este paisaje después de contemplar semejante espectáculo natural.
Una vez que lleguemos al mirador de Rupitín, la pista
concluye y comienza lo bueno. Tomaremos un sendero que sigue descendiendo hasta
llegar prácticamente a pie de río. Veremos perfectamente la orilla portuguesa y
tocará recargar fuerzas para comenzar el tramo más duro de la ruta. El sendero
inicia su ascensión por la ladera del cañón, zigzagueando entre matorrales
bajos, algún pino y rocas cubiertas de musgo. Arriba estaremos en el Monte del
Puerto. Estoy convencido de que este sendero que abajo en el río, termina en un
pequeño embarcadero, antaño sirvió como paso fronterizo, para el contrabando de
personas y mercancías.
Ya estamos en lo alto, donde la senda nos lleva por el borde
de la trinchera que la fuerza del agua ha excavado en la llanura castellana
entre grandes domos graníticos, sin apenas vegetación. Ensimismados con la
espectacularidad de la vista y contemplando la silueta de la freguesía
portuguesa de Bruçó, llegamos hasta uno de los miradores más espectaculares de
las Arribes del Duero. Para alcanzar el Picón de Felipe nos tendremos que
desviar unos metros del sendero. Merecerá la pena. Asomarse en sus balcones al
cañón del Duero es una experiencia única.
Abandonaremos fugazmente el foso del Gran Río para pasar por
el área recreativa de los Llanos de la Bodega. Comenzaremos una verdadera aventura
siguiendo un sendero que hemos descubierto ayudándonos de fotografías aéreas y
que nos llevará a nuevos miradores, desde donde quizás contemplemos la presa de
Aldeadávila a vista de pájaro, en este caso de buitre, que seguramente
sobrevolarán sobre nuestras cabezas o veremos descansando en los salientes de
los farallones. Más adelante el Poblado del Salto, que incorporó los restos del
convento de Santa María la Verde como iglesia de la urbanización destinada a
los ingenieros durante la construcción del complejo hidroeléctrico entre 1956 y
1963, año de su puesta en marcha. Esta
instalación está considerada como la obra de ingeniería hidroeléctrica más
importante de España.
El muro de hormigón de la presa posee una altura de 140
metros, lo que nos indica que los farallones graníticos que hoy vemos desde el
Picón de Felipe, de unos 400 metros, tiene sumergidos bajo el agua otros 140
metros.
Como curiosidad informaros, que el nivel del agua embalsada
en la presa de Aldeadávila no oscila, mantiene una cota constante prácticamente
situada al 90 por ciento de su capacidad, para generar la máxima presión para
la producción eléctrica. El almacenamiento masivo de agua se produce en el
embalse de Almendra, estando los dos complejos conectados por una gran galería
subterránea de 15 kilómetros, por la que asciende o desciende el agua
dependiendo de las necesidades de las demandas energéticas. Así sube del Duero
al Tormes cuando sobra electricidad y desciende cuando aumenta el consumo.
DOCUMENTOS GRÁFICOS
Carlos de Dios nos ofrece sus fotografías.
También se ha animado Enrique.
Si alguien disfruta a tope cada jornada, ese es sin duda Paco, que siempre nos enseña lo que nadie ve.
Por cierto, que las fotografías de la presa de Aldeadávila soltando agua no son de este día.
Siempre que viene Vicente, nos regala su buen hacer, esta vez con la ayuda de "los cuñaos" y de Elvira Sastre
Gracias como siempre al Equipo de DeBotas, genial día
ResponderEliminarUn abrazo
Mil gracias
https://photos.app.goo.gl/Y1ZTMpbtSFbCjWuSA
,gracias por la ruta de hoy.me ha gustado mucho.
ResponderEliminarNos dice Paco:
ResponderEliminarQue buena ruta, que bien volver a ver amig@s que no han podido venir desde hace ya mucho tiempo y sobre todo como me encanta esas mentes intrépidas….que nos llevan como rebaños por el monte traspasando los limites de los senderos y caminos a los que estamos muy acostumbrados. Risas, poses, nuevos capítulos pendientes de nuestras vicisitudes…que desata relatos de todas nuestras hazañas cotidianas…
Me repetiré sin cansancio… gracias DeBotas