Domingo
15 de noviembre de 2015
Parece
ser que estamos de suerte y según las previsiones, con mínimas de 9º y máximas
de 16 y sin viento, vamos a tener unas estupendas condiciones
meteorológicas para caminar, aunque a primeras horas necesitaremos ropa
de abrigo, ya que comenzaremos a caminar desde la misma cafetería situada a
1390 metros de altitud.
Ya en el
valle nos debería sobrar la ropa, pues aunque políticamente estemos en la
provincia de Ávila, geográficamente estaremos en la Meseta Sur, donde suele
hacer entre 4 a 7 grados más que en la capital.
Descenderemos
al valle del Tiétar por calzada empedrada, que seguramente diseñaron los
ingenieros romanos y que, generación tras generación, se ha ido conservando.
Por ella transitaron viajeros, mercancías y continúa haciéndolo, dos veces al
año, la Trashumancia. Se trasladan grandes rebaños de ganado bovino en busca de
pastos y temperaturas más benignas. Caminaremos por la Cañada Real Leonesa
Occidental, una auténtica autopista de pago de la época, hasta veremos los
restos del edificio dedicado al peaje.
Es
curioso, que sin esfuerzo alguno, estemos en el corazón mismo de la Sierra de
Gredos. Tendremos a un lado los formidables farallones del Torozo, paraíso de
escaladores y del otro, el pico la Fría, el espaldar de Galayos y hasta La
Mira.
La
primera Villa que conoceremos, será Cuevas del Valle, cuidada y pintoresca
población que repite las características constructivas con las que se
realizaban los edificios en la toda la Meseta Sur en la zona aledaña al Sistema
Central. Destacando los entramados de madera, las grandes balconadas, los
voladizos…
Saldremos
de la Villa y de la Cañada, para recorrer, por el Este el llamado Barranco o
Valle de las Cinco Villas. Esta zona más húmeda y con suelos más fértiles,
crecen castañares, nogales, fresnos… En el anterior mensaje os dije que
veríamos retazos otoñales, pero me equivoqué, por estas altitudes, el otoño aún
está comenzando, por lo que podremos ver la policromía de las
caducifolias.
Por una
senda bien trazada, sin apenas desniveles, llegaremos a Villarejo. Nos dará la
bienvenida una de las numerosas ermitas con las que nos encontraremos en
nuestra ruta. El abigarrado caserío se adapta y se estira de Este a Oeste,
siguiendo las curvas de nivel de los mapas.
Nuestros
ojos ya se habrán acostumbrado al paisaje de terrazas donde se acomoda nuestro
camino y en las que se siguen cultivando, con afamada calidad, olivos y vides.
Precisamente cerca de una moderna almazara, junto a la ermita de San Andrés,
será donde en un marco, difícil de olvidar, comeremos. Estamos a las afueras de
San Esteban del Valle, gran población donde destaca la mole de su parroquial.
Entre un
gran bosque de pinos, protagonistas año tras año de tremendos incendios, como
el que en 2009 calcinó la ladera Oeste del Valle, llegaremos a Santa Cruz del
Valle. Como curiosidad de actualidad, ostenta el triste honor de ser el
municipio más endeudado a nivel nacional; repartiéndola, cada vecino sale a
9.431 €. Nos despide su soberbio rollo, símbolo, de autonomía
jurídico-administrativa respecto de Mombeltrán, centro nobiliario de la zona.
Desde
Santa Cruz descenderemos hasta el puente que atraviesa el curso del río Prado
Latorre para retomar un tramo de la Cañada por la que habíamos bajado el Puerto
del Pico y que abandonamos en Cuevas del Valle.
Así
llegamos a nuestro último destino: Mombeltrán. Nombre que relacionamos con su
impresionante castillo medieval, del siglo XV, que fue propiedad de los
Duques de Alburquerque y del que sólo podremos ver su exterior. Pasearemos por
las calles de la población, donde no nos sorprenderán la estética de las
humildes chimeneas: ya estaremos acostumbrados a verlas. Un importantísimo
elemento ligado a las vías de comunicación, son los hospitales (siempre han
sido un lujo), en Mombeltrán veremos el de San Andrés, construido en 1510.
Las fotografías de Alberto.
La mirada de Eduardo.
Las fotografías de Alberto.
La mirada de Eduardo.
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