martes, 31 de enero de 2017

POR LOS FIORDOS ZAMORANOS



Parque Natural Arribes del Duero


Domingo 12 de febrero


Villardiegua
Estela funeraria romana y cabeza de verraco vetón
Aún escurriendo la ropa de nuestra última y húmeda salida, de Llano Alto a La Garganta, hemos de ir pensando en la próxima. 
Dice nuestro inefable calendario, que la próxima salida será el domingo 12 de febrero al arribanzo zamorano y así haremos. La ruta, sin apenas desniveles, consta de unos 18 kilómetros.
Villardiegua figura fálica de época celta.
Vestigio de antiguos ritos de fertilidad
No queremos engañar a nadie y os advertimos de que esta ruta ya la realizamos allá por marzo del año pasado , pero debido a varias circunstancias, tan sólo disfrutamos de ella una veintena de aguerrid@s debot@s. Ésto y el hecho de que varias personas nos han dado a entender su deseo de conocer tan espectaculares paisajes, nos han animado a repetir, con alguna variante, la experiencia.













Herraje sanabrés
Os proponemos salir de Villardiegua, población sayaguesa, donde todo gira al rededor de la piedra. Así encontraremos iglesias, molinos, viviendas, pozos, cortinas (paredes de las fincas), oquedades para triturar y conseguir oro, las orillas del Duero, caminos, palomares, yeguas o mulas o más bien verracos, incluso algún símbolo fálico... toooodos ellos son de dura piedra granítica.
En su término municipal se encuentra el tramo más espectacular del Duero, aprovechado por nuestros antepasado del siglo V antes de Cristo, para construir sus poblados o castros, protegidos por los precipicios del río y por las murallas. A un lado España y el castro de San Mamede y del otro Portugal, el de San Joao, no son los únicos que se localizan en esta zona. 
Nos tropezaremos con un rosario de encantadores
molinos que aprovecha el escaso agua que se 
despeña formando fantásticas cascadas, en el Arroyo del Pontón







Ermita de San Joao en Portugal.
Nos separa el Duero


Las rocas nos hablarán de contrabando en el Vado de las Estacas, de cabras y cabritillas, lobos y zorros en el verdadero museo al aire libre de las chiviteras de Torregamones. Las piedras del fuerte de los franceses, nos relatarán historias de rencillas y desconfianzas entre vecinos. Y las bien pensadas piedras de sillería de la seo de Miranda, se nos ocultarán con las luces del atardecer.  

Como ya os digo, esta vez no tomaremos la posta mirandesa, pero sí recorreremos las empedradas calles de Miranda do Douro.

¿Quién se anima?



¿QUÉ HAREMOS?

Desfiladero de La Finiestra, Duero arriba.
Pues lo que más queremos es tener un domingo azul y resplandeciente.
Desfiladero de la Finiestra río abajo
Deciros que el autobús nos acercará a Villardiegua de la Ribera, en la zamorana comarca de Sayago. Lo que más  caracteriza a los pueblos sayagueses es su extensión, ya que al lado de las viviendas, suelen tener las cuadras para el ganados, los pajares para guardarles la comida y las despensas en forma de cuidados huertos de los que se abastecen. De ahí que desde que el autobús nos deje a la entrada de Villardiegua, hasta el bar del pueblo, haremos una larga ruta turístico-cultural por la población. 
Contemplaremos verracos que nos aseguran que la zona estuvo habitada en época vetona, allá por el siglo V antes de Cristo. Además, embutidas en varias viviendas, se pueden apreciar estelas romanas, que indican que la población fue romanizada. 

Según parece su arciprestazgo tuvo relevancia, siendo el más importante de Sayago, abarcando a 50 parroquias. Visitaremos el exterior de la del pueblo.


Cadena de molinos en el vertiginoso arroyo del Pontón
Hoy todo el oeste zamorano se encuentra sumido en una tremenda depresión económica y demográfica, incrementada en Villardiegua por un devastador incendio forestal que en 2013 arrasó prácticamente todo el municipio. Hoy a duras penas se repone del desastre; las cicatrices aún son visibles en el paisaje.
Entre cortinas, llegaremos a los terrenos comunales que bordean los acantilados del Duero. Terrenos sin cerramientos y sin dueño, tierras sin tierra, donde abundan las peñas y los precipicios, pero de la que nuestros antepasados supieron sacarle partido: 

En lo más alto del castro de Peña Redonda
Y el por qué de su topónimo


Vistas del Duero desde el castro de Peña Redonda 
por un lado, aprovechando la protección de los inexpugnables paredones que descienden al Duero, construyeron sus poblaciones. Por otro, se aprovecharon de la fuerza que posee el agua cuando se precipita en pequeños arroyos hacia el Duero, haciéndola trabajar en sus pequeños, pero múltiples molinos. Y por último, los resquicios verdes que quedan entre los riscos, son aprovechados por los ganaderos, haciendo pastar en ellos a un considerable ganado caprino, del que obtienen carne y leche, conservándola en forma de quesos.


Chiviteros de Torregamones
Excepcional conjunto etnográfico.
Del primer aprovechamiento, el urbano, podremos ver el castro portugués de san Joao y el de San Mamede, del lado sayagués. De éste proceden los restos de verracos y estelas que encontramos en Villardiegua.
 De la segunda utilidad, la molinera, recorreremos el rosario de molinos del arroyo del Pontón y el de Fenoya.
De la tercera, la pastoril, visitaremos una de las construcciones más singulares y bien conservada de todas las arribes: los Chiviteros de Torregamones.
Corrales del conjunto de los Chiviteros de Torregamones
Buen lugar para comer.
Una vez que nuestro camino nos lleva decididamente hacia Miranda do Douro, por la Calzada Mirandesa, aún nos depara una última sorpresa, el llamado Fuerte de los Franceses: reducidísima fortificación que tendría una finalidad más para la observación de los vecinos portugueses, que para detener ataques enemigos.
Y por último, el autobús nos acercará a la ciudad de Miranda. Allí recorreremos sus calles, tomaremos un verdadero café, una Super Bock o un pastelito, que a nuestros vecinos les encanta el dulce.



CRÓNICA


Cabañas para resguardar las cabritillas de las alimañas,
mientras el resto del rebaño pace entre las peñas de los arribanzos.
Según nos cantaban las historias de Astérix y Obélix, a lo único que les temían los galos era a que el cielo se les cayese sobre sus cabezas. Pues el sábado, después de ver las previsiones del tiempo en La 1, recordé el pánico gabacho, pensando que dónde vamos si se nos va a caer el cielo. Tanto fue así, que incluso llame a Autocares Gaspar para suspender la ruta, más que nada por los fuertes vientos. ¡Qué momentos de incertidumbre, pensando en tod@s l@s que esperaban con ilusión hacer tan estupenda ruta. Pero fue a la hora de tener que llamar a Marta, del bar de Villardiegua, que seguramente ya nos tenía preparadas las maravillosas tortillas para el desayuno, fue el revulsivo que necesitamos para decidirnos y volver 
Torregamones
Fuerte Nuevo frente a Miranda Do Douro
a llamar al pobre de José Luis y decirle que sí, que mañana íbamos a Villardiegua... 
otra cosa sería qué podríamos hacer allí.









Nuestro plan consistía en, que si hacía muy malo, íbamos de turismo a Miranda; si podíamos, al menos llegar al desfiladero de la Finiestra y el punto sin retorno, era pasado el castro de Peña redonda.
Interior del Fuerte Nuevo
Pequeña fortificación abaluartada. S. XVII
Precisamente fui el último en salir del bar y precisamente en ese momento llovía con unas ganas... pero vi las caras de l@s aguerrid@s senderistas, que me miraban como lo hacen las mascotas a la espera de que el dueño las saque a pasear, es la sensación que me dio... ¡cómo les iba a defraudar!. Y así comenzó la jornada.




Recoleto casco antiguo
 de Miranda Do Douro
Ya nos ha ocurrido en otras ocasiones, que en este tipo de días, cada lugar que vas viendo, las celebras y las saboreas como un triunfo al fatídico destino.
Salamandra
 Al final, al llegar a la tremenda trinchera del Duero, incluso salió el sol, sus laderas nos hicieron de cortavientos y paso a paso fuimos descubriendo los secretos que esta preciosa tierra nos estaba mostrando. Los secretos o los tesoros que nuestras autoridades no son capaces de darles la importancia que se merecen, porque unir un paisaje sobrecogedor, con restos importantísimos de antiguas civilizaciones (celta y romana), con construcciones de cultura tradicional excepcional en los Chiviteros de Torregamones, una pequeña fortificación construida con toda la exquisitez del sistema Vauban, con todos los elementos de un revellín  y una importantísima ciudad portuguesa, todo esto en tan poca distancia, en muy poquitos lugares se puede encontrar tanta riqueza.

Puertas de la muralla de Miranda do Douro


De Portugal y la indispensable visita a Miranda do Douro, resaltar el mimo con el que nuestros vecinos conservan su pasado arquitectónico. Es un verdadero placer perderse por las calles de sus barrios antiguos.







Pinchando AQUI accedéis a las magníficas fotos de Paco

AQUI al fantástico trabajo de Vicente

AQUI a los maravillosos cielos de José Luis.

AQUI a las sensacionales fotografías de José Vicente


Fotografía de grupo, excepto el fotógrafo. Gracias Paco.



9 comentarios:

  1. ¡Qué buena idea! Esta ruta me encantó
    Un besazo, Isabel

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  2. Magnífica ruta, bien organizada, buen ambiente y los niños/as cantores del autocar sobresaliente.
    Hay que repetir y llevar partituras.
    Salud
    Joaquín

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    1. Cierto, qué nivelazo en el bus... aunque lo mismo por tanto cántico, por la noche no paró de llover...

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  3. Gracias por no rendirte, lo pase muy bien, un saludo

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    1. ¡Qué mal lo pasamos el sábado con esas previsiones del tiempo...!
      Gracias a tod@s por acompañarnos

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  4. La ruta, una maravilla en todos los aspectos, incluido el meteorológico que aporta aventura, intriga y que cada vez nos hace mas osados.

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    1. Hombre, lo de la meteorología, a toro pasado ves que le dio un tinte aventurero y que somos unos osados, me gustaría saber qué pensaron cuando nos vieron pasar los vecinos de Villardiegua... la verdad es que, como cuento en la crónica, todo lo que vas descubriendo es como un hito más que le arrebatas a un día por el que no dábamos nada.
      Un abrazo

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  5. Fue mi primera experiencia con vosotr@s y realmente muy positiva. Desde la planificación cuidada hasta en los mínimos detalles, el ambiente,las fotos.....Ya estoy esperando que llegue el domingo para repetir.

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    1. Te agradecemos tus palabras en lo que a nosotr@s dos nos toca, lo de cuidar hasta el último detalle... procuramos organizar todo y dejar lo menos posible a la improvisación, que cuando surge, también resulta excitante. Respecto del ambiente, lo hacéis posible vosotr@s con esas ansias de pasarlo bien. A ver qué nos depara la Sierra de la Culebra.
      Un abrazo, Inés y Eduardo

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